ORGANIZACIÓN INCLUYENTE, UN BENEFICIO PARA TODOS

La inclusión es la actitud, tendencia o política de integrar a todas las personas en la sociedad, con el objetivo de que estas puedan participar y contribuir en ella y beneficiarse en este proceso. La palabra, como tal, proviene del latín inclusioinclusiōnis.

Según la UNESCO La Inclusión es un enfoque que responde positivamente a la diversidad de las personas y a las diferencias individuales, entendiendo que la diversidad no es un problema, sino una oportunidad para el enriquecimiento de la sociedad, a través de la activa participación en la vida familiar, en la educación, en el trabajo y en general en todos los procesos sociales, culturales y en las comunidades. Como podemos darnos cuenta, las definiciones de inclusión implican una responsabilidad social y política en donde cada una de las instituciones se ve comprometida a llevar a cabo esta función.

Históricamente no siempre fue así, tan sólo en México se han presentado hechos de discriminación por condición socioeconómica, enfermedad, genero o etnia, si echamos un vistazo y hacemos un recorrido arduo nos podremos llevar una gran sorpresa al ver que no siempre fue prioridad dentro de la organización, sin embargo, en una sociedad industrializada era necesario tomar cartas en el asunto.

Un ejemplo apropiado que en los últimos meses ha llamado la atención no solo del estado sino también de instituciones independientes y medios de comunicación es la desigualdad de género, un lamentable problema social que pareciera que antes no existía, pero la realidad es que históricamente ha sido todo un asunto alarmante.

Se incluye por primera vez la perspectiva de género en México como un objetivo transversal del Plan Nacional de Desarrollo (PND) en el sexenio 2013-2018 y de ahí emana la creación del Programa Nacional para la Igualdad de Oportunidades y No Discriminación contra las Mujeres, éste tuvo como principal objetivo establecer acciones afirmativas en todos los programas sectoriales, especiales, institucionales y regionales de las dependencias de la Administración Pública Federal.[1]

Debido a ciertos factores sociales y culturales, muchas mujeres en México se han enfrentado a la disyuntiva de elegir entre sus carreras profesionales y su familia; y en lugar de que se les apoye para no tener que escoger y que puedan desarrollarse plenamente en ambas, parece que se les orilla a preferir una.

En las últimas dos décadas, un hecho significativo en América Latina, y particularmente en México, ha sido el masivo y acelerado ingreso de las mujeres al mercado de trabajo, caracterizado por las brechas existentes en las tasas de participación masculina y femenina. Se trata de un fenómeno cuyo significado económico, social y cultural aún no ha sido asumido por las políticas públicas de manera integral. La inclusión de las mujeres en el trabajo remunerado ha traído a la luz efectos benéficos para la superación de la pobreza y la paulatina transformación de los patrones de intercambio e interacción familiar.[2]

Otro aspecto que destacar en cuanto inclusión laboral son las personas con discapacidad, tema que es de gran importancia dentro de la organización para promover las mismas oportunidades de desarrollo personal, económico y laboral entre la población. A pesar de que se han logrado políticas publicas para poder apoyar a este sector de la población habría que pensar si de forma particular cada una de las organizaciones podría aportar de manera interna un método inclusivo. “De acuerdo con las ‘Normas Uniformes sobre la Igualdad de Oportunidades para las personas con Discapacidad’, se considera a una persona son discapacidad, “una persona que sufre restricciones en la clase o cantidad de actividades que puede realizar debido a dificultades corrientes causadas por una condición física, una condición mental o un problema de salud a largo plazo.” [3]

El término de discapacidad ha sido por mucho tiempo producto de amplias y variadas discusiones en los ámbitos nacional e internacional, por lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo adoptó y universalizó al mismo tiempo que la Organización de las Naciones Unidas (ONU), lo cual se puede verificar en todos los instrumentos internacionales suscritos por estas organizaciones, si ambas organizaciones han implementado espacios para discutir sobre este tema es deber de las organizaciones promover alternativas laborales y de protección en todos los sectores.

En México la Secretaría del Trabajo y Previsión social a partir del año 2003 “promueve la integración laboral de las personas con discapacidad y adultos mayores y su incorporación al desarrollo, a fin de garantizar el respeto y el ejercicio de sus derechos en igualdad de oportunidades y equidad en el acceso al empleo” Para lograrlo participa de manera coordinada con instituciones públicas y privadas mediante Programas de Integración laboral para Personas con Discapacidad, cuyo objetivo es “Lograr a nivel nacional la integración de las personas con discapacidad y de adultos mayores en actividades productivas, a través de la coordinación de las diferentes instancias de los sectores, público, privado y social que participan en todas las etapas del proceso, a fin de lograr de manera más eficiente su incorporación al mundo del trabajo, su desarrollo y proyección dentro de él”.[4]

Si el amparo a los sectores más vulnerables nos favorece como sociedad, habría que tomar en cuenta los beneficios organizacionales en consecuencia de promover empleos inclusivos como pueden ser:

Aumentos de productividad: Es importante que los colaboradores se puedan percatar de que las medidas que la organización implementa traen constantes beneficios pues a medida en que se sumen mayor personal, el intercambio será a beneficio de ambas partes.

Mejoras en clima laboral: la inclusión de personas tradicionalmente excluidas del mercado laboral puede tener un efecto positivo en las relaciones, en tanto que permite entender y reconocer que, a pesar de que vivimos en un país diverso, hay igualdad de oportunidades para todos

Mejora el trabajo en equipo: la innovación y la motivación en los equipos de trabajo heterogéneos pueden generar ideas creativas. La diversidad poblacional aumenta la probabilidad de llegar a soluciones comunes mejorando el desempeño y la competitividad de la empresa.

Reducción del desempleo: cada estrategia empresarial ayudará a reducir la tasa de desempleo para estos grupos poblacionales que se ven más afectados por las asimetrías entre la oferta y la demanda del mercado laboral. Las acciones de las empresas serán construir un país equitativo e incluyente en donde, independientemente de la población a la que pertenezca, es posible contar con un trabajo digno y decente.

Para finalizar es importante rescatar que la inclusión laboral parte en primer lugar del ámbito social en el que nos desenvolvemos, sobre todo, trae beneficios importantes desde una perspectiva global, comunitaria e individual. El deber de las empresas en brindar las alternativas y hacer valer las políticas publicas para que este sector de la población pueda desarrollarse en todos los aspectos.

 

Bibliografía

https://www.forbes.com.mx/en-mexico-menor-participacion-laboral-femenina/

Olivares, Carina: La integración laboral incluyente, México, Revista upiicsa, 2010

[1] https://www.forbes.com.mx/en-mexico-menor-participacion-laboral-femenina/

[2] Olivares, Carina: La integración laboral incluyente, México, Revista upiicsa, 2010.

[3] Ibid.

[4] Ibid.